Tacos Roger, las godínez enchiladas mineras

*En el icónico puesto de la Ciudad de Puebla los tacos, que en realidad son enchiladas mineras, son la estrella de cientos de burócratas y empleados privados; los hay de milanesas, frijol refrito y puré de papa

Antonio Zamora

Puebla, Pue.- La escena es cine: un lugar lleno de comensales que visten camisas bordadas con la insignia de alguna empresa, comen con angustiante celeridad para terminar antes de que el reloj marque su hora de regreso a la oficina.

El ruido de los coches pasando por la calle Aljojuca y el cuchicheo de los clientes -quienes  entre llamadas telefónicas y pláticas de grupos quejándose de lo pesado de la jornada laboral- forma el panorama diario de don Roger.

“Si no has comido un taco Roger no eres poblano”, dice orgulloso don Rogelio Lara, quien cumple 32 años vendiendo sus platillos que se han convertido en una tradición entre los habitantes de la Angelópolis.

El puesto se ha convertido en el punto de reunión para los Godínez de la zona, así como para aquellos que llegan de cualquier punto de la ciudad de Puebla a probar los tacos, en realidad son enchiladas mineras.

“Yo aprendí a hacer estos tacos porque mi abuelita me enseñó, son famosas en León, de donde es toda mi familia. Las comencé a vender aquí y ya son 32 años”, dice.

Se le identifica fácilmente por la carpa roja con un rotulado en blanco, la imagen es icónica con Don Roger parado con su canasta enfrente y bien cubiertos todos los ingredientes: milanesas, frijol refrito y puré de papa, además de los picantes.

La base es con dos tortillas, frijoles y encima una milanesa, después un puré y si quieren combinado, un guisado a preferencia del hambriento comensal.

“Casi siempre me piden de milanesa con adobo. Después añadimos el picante que puede ser rajas, chiles serranos o habaneros y cerramos el taco con una tercera tortilla”, narra el taquero mientras sirve uno de pata de cerdo con rajas.

Los otros guisados son chicharrón, salpicón, chile poblano, chipotle y pata; pueden ir combinados conforme dé la imaginación. Para bajarse el bocado pueden pedir aguas naturales o refrescos.

Si se tiene suerte para encontrar mesa disponible, se podrá degustar de este platillo que desde León pasó por tres generaciones para comenzar a ser vendido en una bicicleta en el mismo lugar en el que ahora es un alimento sensación en Puebla.

“Aquí casi siempre la gente viene a comer aprisa, entonces yo ya sé que debo servirles rápido, a veces hasta se comen el taco parados porque ya no hay lugar o porque sienten que así pierden menos tiempo. Nos han querido imitar otros restaurantes, pero la sazón es lo que nos diferencia”, cierra Rogelio, un taquero ícono en Puebla.

 

 

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